04 avril 2006

René Guénon, Extractos de cartas a L. C.

El Cairo, 27 de Junio de 1936

La restauración iniciática en modo occidental me parece muy improbable, e incluso cada vez más, como usted dice; en el fondo, por lo demás, nunca he contado mucho con ella, pero naturalmente no podía mostrarlo demasiado en mis libros, aunque no fuera más que para no parecer que descarto “a priori” la posibilidad más favorable. Para suplirlo, no hay otro medio que recurrir a otra forma tradicional, la forma islámica es la única que se presta para hacer algo en Europa mismo, lo que reduce las dificultades al mínimo. Cuando una ocasión se presentaba, he pensado seguidamente que convenía no dejarla escapar, puesto que podía presentar un interés de orden totalmente general.

[...]

Lo que me citáis de vuestra traducción del Corán, o más bien de las notas que la acompañan, no me sorprende mucho, pues está en el espíritu de los Ahmadiyah, muy “modernistas”, y claramente heterodoxos en diferentes puntos. Por todas partes hacen una inverosímil propaganda; disponen de fondos considerables, de los cuales la mayor parte vienen además de Inglaterra... En América han llegado a suplantar casi enteramentente al Bahaismo; eso muestra bien a qué tipo de gente se dirigen, y qué concesiones deben hacer a la mentalidad occidental.

El Cairo, 15 de enero de 1937

Se me ha enviado últimamente un largo cuestionario sobre la zakat, los tipos de emplazamiento autorizados y prohibidos, etcétera; he respondido a ello tan exactamente como he podido, basándome sobre lo que se hace habitualmente aquí (en Egipto). Es cierto que todo eso es secundario. Bien que una forma tradicional debe tomarse en todo su conjunto (no hablo de cosas tales como el vestido, etcétera, que no tienen absolutamente ningún carácter de obligación); en todo caso, hay que reconocer que todo ello es bastante difícil de adaptar a la vida en un medio europeo, sobre todo con todas sus complicaciones actuales, y creo que no hay que querer vincularse a demasiados detalles, tanto más cuanto la regla general a este respecto, es mantenerse siempre en los límites de lo que puede hacerse razonablemente.

[...]

El ternario Sat – Chit – Ananda es ciertamente, en la doctrina hindú, lo que tiene más similitudes con la Trinidad cristiana; sin embargo, me pregunto si es fácil establecer la correspondencia término a término: el Verbo, en tanto que es identificado a la Sabiduría parecería deber asimilarse a Chit, que sin embargo, por otro lado, constituye el lazo entre los otros dos términos, como se dice que el Espíritu Santo lo es entre el Padre y el Hijo. Por otro lado es la cuestión del Espíritu Santo sobre todo la que constituye un punto muy oscuro, y sobre la cual los teólogos mismos parecen bastante poco firmes; en todo caso, es difícil sacar de todo lo que dicen algo que sea claro...

Es evidente que, según los puntos de vista, puede haber una multitud de maneras de considerar los atributos divinos que forman un ternario, y que, incluso cuando hay cierta correspondencia, ésta puede no ser todavía más que parcial y solamente válida en ciertos aspectos... Por otra parte, es exacto que hay una analogía entre la distinción de los atributos divinos y la de la personalidad de los diferentes seres en el Principio; se podría incluso preguntar hasta qué punto no son esos simplemente dos aspectos o dos aplicaciones de una sola y misma cosa.

No hay ciertamente, en lo que he escrito, nada que esté en contradicción con el punto de vista de Shankarâchârya, solamente es necesario comprender que los otros puntos de vista, como el de Râmânuya por ejemplo, aun yendo menos lejos y menos profundamente, son todos igualmente verdaderos en sus niveles respectivos; lo esencial es saber siempre bien en qué grado debe situarse cada cosa.

[...]

El panteísmo, simple teoría filosófica, se remite únicamente al mundo manifestado, y niega la trascendencia del Principio con relación a aquél; tal es, en suma, su definición misma, y por ello no es en suma más que una variedad de “inmanentismo”. Cuando nos colocamos más allá de la manifestación, estamos, por ello mismo, tan lejos como es posible del punto de vista del panteísmo, para el cual ese dominio está completamente cerrado, si bien se podría decir que el hecho mismo de considerarlo implica por sí solo la negación del panteísmo.

El Cairo, 29 de enero de 1933

Contrariamente a lo que ocurre con los estados relativos y condicionados, el estado supremo no es algo a obtener por una “efectuación” cualquiera; se trata únicamente de tomar consciencia de lo que es. Pero entonces no puede ya ser cuestión de individualidad, puesto que ésta, manifestación transitoria del ser, está caracterizada esencialmente por la separación o la limitación (definida por la condición formal), si bien se podría decir que no tiene más que una existencia en cierto modo separativa.

(...)

Por lo referente a la “caída” (evocada en la Biblia), no pienso que se pueda ver en ella otra cosa que una manera de expresar el alejamiento del Principio, necesariamente inherente a todo proceso de manifestación. Si se entiende así, se puede muy bien decir que la formación del mundo material es una consecuencia suya (pero, entiéndase bien, se la puede considerar a otros niveles, en el interior de este mundo mismo, y más particularmente para un ciclo cualquiera); solamente que se debe añadir que es necesario que ese mundo se realice así, por el hecho de representar una posibilidad de manifestación.

El Cairo, 15 de enero de 1935

Es muy cierto que la observancia de ritos tales como los ritos islámicos, en las condiciones de existencia que son las del mundo occidental, constituye en sí misma un problema bastante complicado; y sin embargo es la base indispensable para una vinculación efectiva a no importa qué rama del Sufismo (no hablo, evidentemente, de las organizaciones de fantasía inventadas para uso de los Occidentales).
En cuanto a las posibilidades de restauración de la tradición iniciática occidental, no digo que no existan a pesar de todo, pero incluso no es asunto tan simple como vos parecéis pensar. Varias personas que conozco han tenido ya, desde hace cierto tiempo, la idea de constituir una Logia masónica que tenga un carácter verdaderamente iniciático, pero no han podido lograrlo hasta ahora; en efecto, aparte que el reclutamiento de los primeros elementos no es tan fácil, ello levanta una cantidad de cuestiones como la de la vinculación a una Obediencia y otras de las que apenas sería posible daros una idea. En fin, si algo de ese género llegara a realizarse un día, no dejaría de avisaros; no sois por lo demás el primero al que he hecho esta promesa...

(...)

¡No exageréis mi importancia! Pues, en el fondo, mis trabajos no son más que una “ocasión” de despertar ciertas posibilidades de comprehensión, que nada podría dar a los que están desprovistos de ella; pero al menos es siempre una satisfacción para mí comprobar que no es trabajo perdido, por poco numerosos que sean los que de él se aprovechen verdaderamente...

El Cairo 30 de agosto de 1935

La meditación es más importante que las lecturas, que no pueden además proporcionarle más que un punto de partida, y que tiene generalmente la ventaja de no multiplicar demasiado para evitar toda dispersión. Los ritos tienen una eficacia por sí mismos, pero es bien evidente que la atención y la concentración la refuerzan notablemente, yo me permitiría recomendar más particularmente no desdeñar la recitación regular del wird (rosario), pues ella es la que fortifica esencialmente el lazo con la Tarîqah. En fin, pienso que cada uno debe buscar utilizar sus tendencias naturales más bien que combatirlas; pero, naturalmente, hay tantas modalidades diferentes como individualidades...

El Cairo, 4 de abril de 1938

El invierno ha sido excepcionalmente frío y largo este año, de donde reumas y gripes; pero al fin ha terminado, y, aparte de eso, mi salud no es mala ahora; esperemos pues que ello continue así...

(...)

Pienso que hacéis muy bien continuando ser prudente con D. Si volviera a hablar de una vinculación oriental lo mejor sería sin duda, como decís, que le hagáis primero resaltar las dificultades, que además son muy reales; si a continuación persistiera a pesar de todo, siempre habría tiempo de ver entonces lo que convendría hacer...

(...)

Para lo que falta a la Masonería, por el hecho de haberse convertido en simplemente “especulativa”, son en suma los medios de pasar de una iniciación virtual (siempre válida como tal) a una iniciación efectiva; desgraciadamente, hay algo ahí que, por muchas razones (e incluso si el estado de espíritu fuera más favorable de lo que lo es actualmente), parece bastante difícil de restaurar de hecho, bien que, naturalmente, la posibilidad subsiste siempre en principio; hay, en el ritual mismo, múltiples puntos ¡que presentan enigmas casi insolubles!

Lo que decís de las condiciones anormales y anti-tradicionales es demasiado cierto, y es seguro que ello es una fuente de dificultades suplementarias que es imposible no tener en cuenta; evidentemente, hay que intentar “neutralizar” todo eso lo más posible, pero reconozco que no es siempre fácil; solamente aquel que hubiera ya alcanzado el fin tendría derecho a considerarse como enteramente liberado de todas esas contingencias...

En cuanto a ir a vivir a otra parte, donde las circunstancias son menos desfavorables, no es siempre realizable tampoco, y hay también otra cuestión, la de la adaptación al medio, que, en muchos casos, puede llevar a dificultades de otro género...

Para los estados de concentración de los que habláis, creo como vos que no hay más que continuar así, al menos hasta nueva orden; por lo demás, raramente es ventajoso querer acelerar demasiado los resultados; ¡y no por nada la paciencia es recomendada tan frecuentemente en el Corán!

En cuanto a vuestra otra pregunta, hay en realidad una gran diferencia entre el pitri-yâna (aquel que sigue la “vía de los antepasados”) y aquellos casos, bastante excepcionales como decís, de los individuos que hayan llevado una vida en cierto modo “a contrapelo”; esta diferencia es además formalmente indicada al final de la fatihah (sura 1ª), y podréis remitiros a lo que he dicho al respecto en el Symbolisme de la Croix (páginas 185-187).

En efecto, es el pitri-yâna el que, sobre todo en las condiciones del Kali-Yuga, corresponde al caso de la inmensa mayoría de los hombres, la liberación “diferida” es la única que podría considerarse para ellos si pudiera considerarse alguna; pero ¿qué queréis hacer, por ejemplo, con todos aquellos que no están vinculados efectivamente a ninguna tradición, como es el caso de la mayor parte de los Occidentales actuales?

El Cairo, 29 de enero de 1933

Contrariamente a lo que ocurre con los estados relativos y condicionados, el estado supremo no es algo a obtener por una “efectuación” cualquiera; se trata únicamente de tomar consciencia de lo que es. Pero entonces no puede ya ser cuestión de individualidad, puesto que ésta, manifestación transitoria del ser, está caracterizada esencialmente por la separación o la limitación (definida por la condición formal), si bien se podría decir que no tiene más que una existencia en cierto modo separativa.

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Por lo referente a la “caída” (evocada en la Biblia), no pienso que se pueda ver en ella otra cosa que una manera de expresar el alejamiento del Principio, necesariamente inherente a todo proceso de manifestación. Si se entiende así, se puede muy bien decir que la formación del mundo material es una consecuencia suya (pero, entiéndase bien, se la puede considerar a otros niveles, en el interior de este mundo mismo, y más particularmente para un ciclo cualquiera); solamente que se debe añadir que es necesario que ese mundo se realice así, por el hecho de representar una posibilidad de manifestación.

El Cairo, 15 de enero de 1935

Es muy cierto que la observancia de ritos tales como los ritos islámicos, en las condiciones de existencia que son las del mundo occidental, constituye en sí misma un problema bastante complicado; y sin embargo es la base indispensable para una vinculación efectiva a no importa qué rama del Sufismo (no hablo, evidentemente, de las organizaciones de fantasía inventadas para uso de los Occidentales).
En cuanto a las posibilidades de restauración de la tradición iniciática occidental, no digo que no existan a pesar de todo, pero incluso no es asunto tan simple como vos parecéis pensar. Varias personas que conozco han tenido ya, desde hace cierto tiempo, la idea de constituir una Logia masónica que tenga un carácter verdaderamente iniciático, pero no han podido lograrlo hasta ahora; en efecto, aparte que el reclutamiento de los primeros elementos no es tan fácil, ello levanta una cantidad de cuestiones como la de la vinculación a una Obediencia y otras de las que apenas sería posible daros una idea. En fin, si algo de ese género llegara a realizarse un día, no dejaría de avisaros; no sois por lo demás el primero al que he hecho esta promesa...

(...)

¡No exageréis mi importancia! Pues, en el fondo, mis trabajos no son más que una “ocasión” de despertar ciertas posibilidades de comprehensión, que nada podría dar a los que están desprovistos de ella; pero al menos es siempre una satisfacción para mí comprobar que no es trabajo perdido, por poco numerosos que sean los que de él se aprovechen verdaderamente...

El Cairo 30 de agosto de 1935

La meditación es más importante que las lecturas, que no pueden además proporcionarle más que un punto de partida, y que tiene generalmente la ventaja de no multiplicar demasiado para evitar toda dispersión. Los ritos tienen una eficacia por sí mismos, pero es bien evidente que la atención y la concentración la refuerzan notablemente, yo me permitiría recomendar más particularmente no desdeñar la recitación regular del wird (rosario), pues ella es la que fortifica esencialmente el lazo con la Tarîqah. En fin, pienso que cada uno debe buscar utilizar sus tendencias naturales más bien que combatirlas; pero, naturalmente, hay tantas modalidades diferentes como individualidades...

El Cairo, 4 de abril de 1938

El invierno ha sido excepcionalmente frío y largo este año, de donde reumas y gripes; pero al fin ha terminado, y, aparte de eso, mi salud no es mala ahora; esperemos pues que ello continue así...

(...)

Pienso que hacéis muy bien continuando ser prudente con D. Si volviera a hablar de una vinculación oriental lo mejor sería sin duda, como decís, que le hagáis primero resaltar las dificultades, que además son muy reales; si a continuación persistiera a pesar de todo, siempre habría tiempo de ver entonces lo que convendría hacer...

(...)

Para lo que falta a la Masonería, por el hecho de haberse convertido en simplemente “especulativa”, son en suma los medios de pasar de una iniciación virtual (siempre válida como tal) a una iniciación efectiva; desgraciadamente, hay algo ahí que, por muchas razones (e incluso si el estado de espíritu fuera más favorable de lo que lo es actualmente), parece bastante difícil de restaurar de hecho, bien que, naturalmente, la posibilidad subsiste siempre en principio; hay, en el ritual mismo, múltiples puntos ¡que presentan enigmas casi insolubles!

Lo que decís de las condiciones anormales y anti-tradicionales es demasiado cierto, y es seguro que ello es una fuente de dificultades suplementarias que es imposible no tener en cuenta; evidentemente, hay que intentar “neutralizar” todo eso lo más posible, pero reconozco que no es siempre fácil; solamente aquel que hubiera ya alcanzado el fin tendría derecho a considerarse como enteramente liberado de todas esas contingencias...

En cuanto a ir a vivir a otra parte, donde las circunstancias son menos desfavorables, no es siempre realizable tampoco, y hay también otra cuestión, la de la adaptación al medio, que, en muchos casos, puede llevar a dificultades de otro género...

Para los estados de concentración de los que habláis, creo como vos que no hay más que continuar así, al menos hasta nueva orden; por lo demás, raramente es ventajoso querer acelerar demasiado los resultados; ¡y no por nada la paciencia es recomendada tan frecuentemente en el Corán!
En cuanto a vuestra otra pregunta, hay en realidad una gran diferencia entre el pitri-yâna (aquel que sigue la “vía de los antepasados”) y aquellos casos, bastante excepcionales como decís, de los individuos que hayan llevado una vida en cierto modo “a contrapelo”; esta diferencia es además formalmente indicada al final de la fatihah (sura 1ª), y podréis remitiros a lo que he dicho al respecto en el Symbolisme de la Croix (páginas 185-187).

En efecto, es el pitri-yâna el que, sobre todo en las condiciones del Kali-Yuga, corresponde al caso de la inmensa mayoría de los hombres, la liberación “diferida” es la única que podría considerarse para ellos si pudiera considerarse alguna; pero ¿qué queréis hacer, por ejemplo, con todos aquellos que no están vinculados efectivamente a ninguna tradición, como es el caso de la mayor parte de los Occidentales actuales?

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