El Cairo 31 de enero de 1948
Estimado Señor,
Acaba de recibir vuestra carta, así como el ejemplar completo de vuestro libro*, el cual os agradezco. Cuando hable de él en los “Etudes Traditionnelles”, entiéndase bien que diré francamente lo que pienso de él como me pedís, y como demás hago siempre.
Por el momento, permitidme solamente plantearos una cuestión respecto a la disposición de vuestro texto en dos columnas paralelas: entre lo que aparece así confrontado, hay cosas cuya relación es bastante visible, y hay muchas otras por el contrario, para las cuales no aparece muy claramente; ¿os sería posible explicarme un poco cuáles han sido vuestras intenciones adoptando esta disposición?
Excusad estas notas escritas precipitadamente, y creed...
El Cairo, 24 de mayo de 1948
Estimado Señor,
Habría debido agradeceremos antes las nuevas explicaciones que habéis querido darme en vuestra carta del 7 de abril; me excuso por no haber podido hacerlo, habiendo estado un poco fatigado durante este tiempo.
La pluralidad de sentidos me parece ser una cosa completamente natural, pues es inherente a todo simbolismo, y desde que se apela a éste, no hay necesidad de quererla expresamente para que exista. Ahora, si comprendo bien, es el sentido alquímico el que consideráis en cierto modo como fundamental con relación a los otros; parecería según eso, que vuestro punto de vista se relaciona sobre todo con el orden “cosmológico”, bien que naturalmente ese sentido sea también susceptible de una transposición a un orden superior; pero me refiero a aquello con lo cual se relaciona directamente. Si habéis leído lo que he escrito con respecto al hermetismo en los “Aperçus sur l´Initiation”, podréis fácilmente comprender lo que quiero decir.
No puedo más que aprobar enteramente que hayáis modificado algunos pasajes que tenían un aire un poco demasiado enigmático. No hay que olvidar que ciertas indicaciones numéricas, que son cosa totalmente normal cuando uno se sirve de ciertas lenguas como el árabe y el hebreo (e incluso hasta cierto punto el griego, bien que estén mucho menos ligadas a su misma constitución), no lo son ya en las lenguas occidentales. En el alfabeto latino, el orden mismo de las letras no puede dar gran cosa, porque no corresponde a un valor numérico; por ello además es totalmente imposible, como quiera que pretendan algunos, calcular realmente el número de un nombre europeo. Por otra parte, hay que desconfiar de ciertas aproximaciones lingüísticas que son debidas a apariencias engañosas; así, Christos nada tiene en común con la raíz Kri, siendo ji y kappa en griego dos letras totalmente diferentes; en efecto, Cristo no es más que la traducción literal del hebreo Messiah. En cuanto a Cristóbal, no conozco ese nombre más que una deformación de Christophoros en español; no me explico pues el sentido que pensáis encontrar en él.
Lo que decía a propósito de los Evangelios es desgraciadamente demasiado verdadero; la mayor parte de los cristianos actuales parecen haber tomado la determinación de no ver en ellos otra cosa que trivialidades morales y sociales.
La traducción del “Tao-Te- King” por P. Salet es probablemente la más defectuosa de todas; este hombre, que es un astrónomo de profesión, ha traducido así todo tipo de textos sin conocer las lenguas en que han sido escritos, haciendo simplemente una especie de media, lo que no es un procedimiento muy serio... Es cierto que ninguna traducción puede ser enteramente satisfactoria, pero es lo mismo para todos los libros Tradicionales sin excepción.
El Cairo 7 de octubre de 1948
Acabo de recibir vuestra carta del 31 de agosto, que ha debido cruzarse con mi respuesta a la precedente, pues me parece os he escrito hacia mediados de último mes.
Como podéis pensar, no estoy en absoluto sorprendido de la acogida hecha a vuestro libro; ya se trate del clero, de la universidad o de otros medios, por todas partes está la misma mentalidad estrecha y limitada, salvo muy raras excepciones. Aún hay que estimar que felizmente no se trate más que de aislamiento como decís, sin manifestación de una hostilidad más “actuante”. En lo que me concierne, en los últimos tiempos que estuve en Francia, eso era verdaderamente insostenible de todas las maneras; felizmente, desde que estoy aquí, todo el mundo no puede más que ladrar, lo que es evidentemente mucho menos molesto.
En cuanto a la cuestión que me planteáis, debo confesaros que estoy un poco apurado para responderla. En los países islámicos, la gente que se interesa en las cosas de este orden no conoce generalmente ninguna lengua europea; los otros están demasiado “occidentalizados” o “modernizados”, lo que es igual en el fondo. En la India, es preciso al menos que un libro esté escrito o traducido en inglés para poder alcanzar un público más o menos extenso, pues los que saben allí francés son un número ínfimo. Hay todavía una dificultad de otro género: y es que la forma de vuestra obra es demasiado diferente de os modos de expresión de las tradiciones orientales para que sea asimilable tal cual es.
Yo diría incluso que no sería traducible, y que sólo se podría considerar más que una suerte de adaptación, lo que necesitaría evidentemente un trabajo considerable. Sin embargo, si la traducción inglesa de la que me habéis hablado se editara en América, podrías quizá intentar hacerla penetrar en la India; pero verdaderamente no veo demasiado lo que sería posible hacer aparte, a menos que haya circunstancias más satisfactorias, pero hay que ver las cosas como son: en el dominio puramente metafísico, se pueden siempre encontrar en todas las tradiciones equivalencias exactas, pero no es lo mismo cuando se trata de un punto de vista cosmológico como aquel al que se refiere el hermetismo.
Como quiera que sea, deseo que a pesar de todo no os dejareis descorazonar demasiado fácilmente por la lamentable mediocridad del mundo occidental actual; hay que pensar que se trabaja para algunos solamente, y no preocuparse de los otros.
Creed, os lo ruego, en mis sentimientos muy cordiales
El Cairo 7 de febrero de 1949
Por lo que hace al prefacio de Lanza del Vasto, es cierto que, cualesquiera que sean sus cualidades, no presenta una relación muy directa con el libro mismo; yo creo que en el fondo, después de todo lo que se me ha dicho de él, está mucho más preocupado por realizaciones sociales que por cuestión de doctrina; por lo demás, ¿habría podido tomar a Gandhi como su maestro si fuera de otro modo?
Sin duda, la inteligencia y la comprehensión de los medios literarios no llegan muy lejos, y se puede decir otro tanto de la de los medios universitarios; tampoco podría sorprenderme de la estupidez prodigiosa que habéis destacado en el prefacio de esta traducción del Corán de la que yo ignoraba hasta ahora su existencia, lo mismo que ignoraba totalmente el nombre de Octave Pesle; se puede verdaderamente esperar todo por parte de tales gentes. Es risible, en efecto, pero es también peligroso, porque el común de los lectores cree demasiado fácilmente en la competencia de esos imbéciles diplomados y acepta ciegamente todas sus ideas falsas. No se sabrá nunca todo el mal que los orientalistas han hecho desde ese punto de vista, y hasta qué punto han impedido toda verdadera comprehensión de las doctrinas tradicionales entre muchas gentes que habrían sido capaces para ella si no hubieran sufrido la influencia de sus escritos; por lo demás, ellos no hacen ahí, aunque inconscientemente lo más a menudo, que cumplir muy exactamente el papel que les es asignado en la empresa de falsificación de la mentalidad actual...
Fuera de tales consideraciones, hay que decir también que una traducción del Corán, como por lo demás de todas la Escrituras sagradas, es en realidad una cosa totalmente imposible; quiero decir que la mejor traducción concebible no podría nunca verter más que el sentido más exterior, lo que evidentemente es por completo insuficiente, puesto que lo que se escapa forzosamente es incluso en el fondo ¡lo que hay de más esencial!
El Cairo 2 de abril de 1949
Para las Escrituras sagradas, es muy cierto que no se puede ver contradicción entre ellas más que en la medida que no se las comprende. En cuanto a las traducciones, es verdadero que incluso las peores no pueden no dar a pesar de todo alguna cosa con sentido; pero ¿no pensáis que ellas no son utilizables más que por aquellos que tienen ya datos suficientes, y que arriesgan sobre todo el extraviar a los otros?
Yo no sabía que Lanza del Vasto continuaba su experiencia, pues había oído decir que los primeros resultados conseguidos eran más bien descorazonadores. Se me ha dicho también (pero no sé si es cierto) que había acudido recientemente a Gurdjieff, pero que se había retirado casi enseguida, no pudiendo admitir las vejaciones y brutalidades a las cuales todo el mundo está expuesto por parte de tal personaje; ello, en todo caso, concordaría muy bien con lo que sé de los singulares métodos de éste.
El Cairo 8 de junio de 1949
Estimado Señor,
(...)
Os agradezco el ofrecerme tan amablemente el envío de un marco para vuestra pintura, pero cuanto más lo pienso más me parece casi imposible que arribe sin accidente, de modo que en definitiva valdrá más que encuentre un medio para arreglar eso aquí mismo. Para la materia del centro, habláis de un “exudado de roca”; eso me recuerda algo de lo que he oído hablar antaño, que algunos hermetistas llamaban “mantequilla de montaña” y a la cual parecen atribuir gran importancia; me pregunto si no se tratará de la misma sustancia...
(...)
Decía que no hay azar; no solamente estoy enteramente de acuerdo con vos al respecto, sino que incluso me parece algo totalmente evidente; en el fondo, el azar no es más que una seudo idea inventada por los occidentales para no confesar que hay cosas cuyas causas se les escapan, o que rechazan plegarse a su manía de las explicaciones racionales.
Os felicito por vuestra admiración por el Corán, que prueba que, a pesar de toda la imperfección de las traducciones, sentís su significación real; es igualmente una lástima que no hayáis persistido en vuestra intención de aprender el árabe, lo que os habría sin duda permitido encontrar ahí mucho más aún...
(...)
Yo no sabía que Lanza del Vasto había estado también con Ivanoff; también un personaje muy siniestro y que ha hecho numerosos engaños; parece incluso que, a pesar de lo que le ha ocurrido, algunos no están de vuelta, y se proponen obtener su rehabilitación. Gurdjieff es de un género muy distinto, pero no menos inquietante; ejerce sobre sus discípulos una verdadera fascinación, que testimonia seguramente una fuerza psíquica poco ordinaria, pero que, espiritualmente, es un signo muy desfavorable; por lo demás, todos los pretendidos “maestros” que no surgen de una forma tradicional determinada, son por ello mismo a evitar pura y simplemente.
El Cairo 7 de octubre de 1949
En lo que concierne a los críticos de arte, religiosos o no, no creo, ¡ay!, que haya gran cosa que hacer para acabar con la incomprehensión de la que dan prueba, salvo muy raras excepciones. Es demasiado cierto también que la mayoría de los cristianos actuales limitan su horizonte al punto de vista que se designa con el nombre bárbaro de “historicismo”, en cuanto a la doctrina, es evidente que ello no les interesa en manera alguna.
He destacado frecuentemente que, cuando algunos hablan de ”trascendencia” del Cristianismo, lo que entienden por tal es justamente la negación de toda verdadera trascendencia, quiero decir de toda significación profunda; me pregunto lo que podría haber de trascendente en las banalidades morales y sociales en que se complacen exclusivamente. La verdad es que el espíritu moderno se infiltra cada vez más por todas partes, incluso en lo que debería serle más radicalmente opuesto; un ejemplo verdaderamente espantoso, es esta “reorganización de las órdenes religiosas” de la que se habla actualmente y que, equivale de hecho muy simplemente a la desaparición de las órdenes contemplativas como tales; cuando se ven cosas así, ya no puede sorprender nada...
El Cairo, 30 de noviembre de 1949
Lo que decís de la influencia persistente del racionalismo cartesiano en Francia es demasiado verdadero; solamente permitidme deciros que me sorprendo del valor que parecéis atribuir a Krishnamurti. Debo reconocer que éste me ha sido simpático en una determinada circunstancia, cuando ha tenido el coraje de desprenderse de los dirigentes teosofistas y de sus proyectos “mesiánicos”; pero eso es todo, y no prueba evidentemente nada desde otro punto de vista. Sus “enseñanzas” son algo tan vago e inconsistente como es posible, sin ninguna base doctrinal sólida, y donde cada uno puede encontrar lo que quiera (eso me ha hecho pensar siempre, en ciertos aspectos, en la filosofía de Bergson); en cuanto a su actitud claramente antitradicional de oposición a todos los ritos, es el peor signo posible para alguien que pretende desempeñar un papel de guía espiritual.
(...)
El grupo del “Simbolismo Cristiano”* está ciertamente animado de las mejores intenciones, le falta solamente tener datos suficientemente bien establecidos, de modo que acogen cosas muy desiguales, pero quizás un poco más experiencia podrá remediarlo eso. Por otro lado, hay dificultades desde el punto de vista financiero, de suerte que su revista no puede aparecer más que muy irregularmente; no hay desgraciadamente lugar para sorprenderse por ello, pues los que se interesan en tales cuestiones son no solamente bastante raros, sino también, como decís, muy dispersos y difíciles de alcanzar.
Sí, en nuestra época, donde todo está industrializado y comercializado, los médicos no piensan apenas más que en sus intereses, y los fabricantes de medicamentos “de moda” lo mismo; pero hay también en el lanzamiento de ciertos productos algunos intríngulis, de los que probablemente quienes los recomiendan son generalmente inconscientes, y que son todavía menos tranquilizadores...
El Cairo 2 de enero de 1950
Me complace ver que en el fondo estamos bien de acuerdo en lo que concierne a nuestra apreciación de Krishnamurti; yo había creído comprender, por lo que me decíais la otra vez, que lamentabais que no hubiera tenido éxito en Francia como en América, y eso es lo que me había sorprendido. La verdad es que en América no importa cuál empresa seudo espiritual encuentra siempre una clientela, y es incluso tanto más numerosa y entusiasta cuando se trata de algo más “simplista” y vacío desde el punto de vista intelectual... o más extravagante, pues las fantasmagorías de todo tipo prenden allá con una increíble facilidad.
(...)
La proximidad del fin del ciclo presente no tiene duda para ninguno de los que tienen conocimiento de ciertos datos tradicionales, todos concordantes en el mismo sentido; la aceleración sin cesar creciente de la que habláis no es dudosa, es incluso fácil de comprobar en todo lo que pasa a nuestro alrededor; yo lo he indicado, por lo demás expresamente en diversas ocasiones, y sobre todo en el “Règne de la Quantité”.
(...)
En cuanto a las reacciones hostiles del ambiente con respecto a los que buscan escapar a él de una u otra manera, son cosas totalmente naturales en suma, pero no por ello son menos molestas, sobre todo cuando, como parece serlo para vos, encuentran un soporte en el entorno inmediato.
La confusión del “reposo del ser”, es decir, del estado no-manifestado con la Nada, es bien evidente en efecto, en los filósofos modernos (seudo-metafísicos), y más particularmente en aquellos que, como Bergson, pretenden poner toda la realidad en el devenir. Ya he oído hablar de ese existencialismo cristiano al que se remite, parece, Kierkegaard (del cual no sé por lo demás gran cosa); he oído incluso decir que Maritain y Gilson se habían puesto de acuerdo para sostener que el tomismo mismo ya era un existencialismo: pero para saber lo que se quiere entender exactamente por “existencialismo”, debo confesaros que no he podido lograrlo. He intentado leer “El Ser y la Nada” de Sartre; eso no es para mí más que verbalismo puro y simple, adornado con inverosímiles complicaciones psicológicas; decididamente, la filosofía es algo bien poco interesante en el fondo,,,
Os agradezco la consideración cosmológica que me exponéis al final de vuestra carta; si comprendo bien, se viene en suma a decir que lo no-manifestado es superior a lo manifestado, lo que es en efecto una noción totalmente evidente desde el punto de vista de la metafísica tradicional, y que, consecuentemente, toda manifestación puede ser considerada como una “caída”. O al menos como un “descenso” (para ello no es incluso necesario que tenga lugar en la materia, si es que sea susceptible de tener un sentido bien preciso, lo que me parece bastante dudoso).
Solamente que yo prefiero decir no-manifestado allí donde decís “ser en reposo” y “ser en acto”, porque lo que se opone habitualmente al acto es la “potencia”, y no puede haber ninguna potencialidad en el estado principial; es al contrario en las “tinieblas exteriores” donde se encuentra la potencialidad pura, y en realidad lo manifestado, puesto que de ella participa, no puede jamás estar completamente “en acto”. Añado aún que lo no-manifestado va más allá del Ser, al tiempo que éste no es propiamente más que el principio de la manifestación universal; pero, aparte toda cuestión de terminología, me parece que estamos muy de acuerdo aquí sobre lo esencial; me diréis si estas observaciones responden bien al sentido que tenéis in mente.
El Cairo 20 de febrero de 1950
El –Khidr no es exactamente el mismo que Melquisedec (Melki-Tsedek), bien que hay entre ellos una relación bastante estrecha la diferencia es la que existe entre la vía iniciática que surge del “Polo” y la de los Afrâd, siendo esta última además excepcional. En la Kábala, hay algo similar con los dos hermanos “dotados de perpetua juventud”, Metatron y Sandalfon.
Lo esencial, como decís, es estar de acuerdo en el fondo. La palabra “alquimia” da lugar, en efecto, en la mayoría de la gente, a la confusión de la que habláis, y varias veces lo he señalado; creo que “hermetismo” convendría mejor (o bien se podría decir "alquimia espiritual” para evitar todo equívoco). “Gnosis” tiene un sentido mucho más extenso, y por otra parte tiene el inconveniente de que muchos confunden “gnosis” y “gnosticismo”, lo que sin embargo no es la misma cosa: En cuanto a la “tradición primordial” la expresión no sería aplicable en ese caso, pues no se trata en realidad más que de una forma derivada, como además lo son todas las que se puede conocer actualmente.
A propósito de Krishnamurti, acabo de saber que ha dejado California para retornar a la India; ¿Qué podrá hacer allí sino añadir más desorden del que ya causa ahora como en todas partes la invasión de las ideas modernas? En cuanto a los Americanos, es demasiado cierto que acuden a todo indistintamente, y parece incluso que cuanto más extravagante es una cosa, más ocasión tiene de lograr algo entre ellos; tal es en cierto modo la contrapartida de su mentalidad de hombre de negocios, y son como los dos polos opuestos de un mismo estado de desequilibrio.
El complementarismo, (más bien que la oposición) entre la potencia y el acto pertenece a las terminologías aristotélica y escolástica; la potencia tiene aquí el sentido de “potencialidad”, que no tiene nada en común con el otro sentido según el cual Dios es designado como el Todopoderoso (lo mismo que por otra parte, el acto de que se trata nada tienen que ver con la acción); esas acepciones diferentes para un mismo término (y hay muchos otros ejemplos en las cuales ello es todavía más molesto) muestran bien la insuficiencia de todo el vocabulario occidental, comprendido incluso aquel que se ha esforzado en ser más riguroso. El “espejo oscuro” me parece corresponder exactamente a la pasividad universal, pero por otro lado es, en el fondo, idéntico a la pura potencialidad.
¿Es muy exacto decir que la sal es solamente la unión del azufre y del mercurio, o no es más bien el producto de esta unión? La confusión filosófica del ser no-manifestado con la nada es sin duda enorme, pero hay que percatarse de que todo lo que los hombres son incapaces de concebir (y el horizonte intelectual de los filósofos modernos está muy estrechamente limitado, no puede en efecto aparecerles más que como la nada
(...)
El Cairo, 20 de marzo de 1950
El vocabulario occidental ha sido siempre más o menos insuficiente y se ha prestado a muchas confusiones, puesto que incluso una terminología que quiere ser tan precisa como la de los escolásticos no está exenta de ellas: pero eso se ha agravado en los tiempos modernos. La grosera simplificación cartesiana sin duda tiene mucho que ver, pero ¿no pensáis que no habría podido ser adoptada tan fácil y tan generalmente si no hubiera respondido a cierta mentalidad que existía ya en Occidente y a la cual no ha hecho más que dar una expresión más nítidamente definida? No creo que una filosofía pueda “prender” si no es como una “cristalización” de tendencias preexistentes, mucho más que el punto de partida de una nueva orientación de la mentalidad.
Como quiera que sea, no es menos cierto que es sobre todo desde Descartes cuando los occidentales no han ya sabido hacer ninguna distinción entre el “alma” y el “espíritu”, habiendo tomado esas dos palabras indistintamente y aplicándolas de una manera tan vaga y confusa como es posible. No recuerdo quién (quizás es Leibniz, pero no estoy seguro) ha escrito que “no hay cosa tan absurda que no haya sido dicha por algún filósofo”; sin duda es demasiado verdadero.
Estamos muy de acuerdo en lo que concierne a la sal; pero no me explico bien que habléis del “azufre terrestre” y del “mercurio celeste”: eso no viene a hacer a la tierra masculina y al Cielo femenino, frente al simbolismo tradicional más generalmente admitido? (digo más generalmente porque parece que la tradición de los antiguos egipcios sea la excepción; pero se saben realmente tan pocas cosas de ella que es imposible conocer la razón de esta anomalía al menos aparente y bastante sorprendente a primera vista).
(...)
El Cairo 24 de abril de 1950
En cuanto a la historia de ese joven pintor reprochándoos el no querer divulgar vuestros conocimientos, está muy conforme, efectivamente, a la mentalidad actual; se reconoce ahí esta característica de nuestra época que yo he llamado “el odio por el secreto”, y que se manifiesta en todas las circunstancias.
Por lo referente a la ciencia moderna, como es puramente exterior y superficial, es evidente que el secreto ahí carecería de objeto, a menos que no se tratase simplemente de reservarse el monopolio de una invención cualquiera, lo que no concierne por otra parte en realidad más que al orden de las aplicaciones industriales.
(...)
Tenéis razón en no perder vuestro tiempo en ir a escuchar a Krishnamurti, pues no hay nada que sacar de las vagas banalidades que despacha; su origen hindú contribuye a darle prestigio entre mucha gente, pero él es completamente ignorante de las doctrinas tradicionales, habiendo recibido una educación exclusivamente anglosajona y habiendo vivido siempre, salvo en su infancia, en Europa o en América. Para mi, no puedo considerarlo más que como un producto del occidente actual.
Bien entendido, la separación de lo espiritual y de lo corporal es una concepción totalmente moderna; su primera formulación explícita es en suma el dualismo cartesiano.
Sin duda que la cuestión del azufre es muy compleja, pues ahí hay varios aspectos diferentes; sería interesante situarlos exactamente los unos con relación a los otros, pero evidentemente eso no es fácil...
El Cairo 7 de mayo de 1950
No es sorprendente que haya una censura aquí, pues, si en Europa no estáis ya en estado de guerra desde hace largo tiempo, nosotros lo estamos siempre al no estar firmada la paz entre Egipto y el Estado de Israel. Entiéndase bien, ello no puede ser molesto más que para la gente que se ocupa de política o de comercio; en cuanto a los que son como vos, es evidente que no les concierne en nada.
(...)
El Cairo, 4 de noviembre de 1950
Hay también, en vuestra carta misma, algo que, para decirlo francamente me parece más bien inquietante; y es cuando habláis de vuestro libro como “escrito bajo la inspiración de Dios”. Sin duda hay muchos tipos de inspiraciones, e incluso la que viene directamente de los mundos superiores no es forzosamente divina por ello, pues ahí hay todavía una multitud de grados intermedios; en efecto, sólo los libros sagrados de las diferentes tradiciones son verdaderamente inspirados por Dios, y no debe ya haber ningún Profeta hasta el fin del ciclo actual, que además no está quizás muy alejado... Por otro lado, si consideráis vuestro libro como inspirado, ¿cómo es que habéis osado aportar después adiciones y modificaciones como habéis hecho? Hay ahí también algo que confieso no comprender.
18 mars 2006
René Guénon, Fragmentos de cartas a Louis Cattiaux
Publicat de Radu Iliescu la 8:47 PM
Etichete: Guénon René
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KRISHNAMURTI EN LATINOAMÉRICA
En esta sección incluiremos las crónicas e informaciones de los diarios que registraron el viaje de Krishnamurti por varias naciones de América Latina en 1935 y que tuvo amplia repercusión en los periódicos de Argentina, Brasil y Uruguay y que creemos tiene un gran valor histórico.
En Argentina, el diario “El Pueblo”, publicaba el 22 de Marzo de 1935 un artículo a tres columnas, donde entre otros conceptos decía . “Y Krishna vendrá. Y en nuestros oídos se derramará el asombro de frases solo inspiradas en el perfeccionamiento y en la elevación del espiritú.”. En Brasil el diario “Gazeta de Noticias” publicaba el 10 de Febrero de 1935 un reportaje a Alexo Alves de Souza y a Gilda Moreira, de la Comisión Organizadora del viaje. El 4 de Abril de ese año, el Buenos Aires Herald publicaba una amplia nota sobre K, anunciando su visita y el 13 de Abril lo mismo hacía La Prensa.
Krishnamurti inició su gira Sudaméricana en Brasil.
El 18 de abril de l935 los diarios de San Pablo y Río de Janeiro publican informaciones sobre la actividad de Krishnamurti en Brasil
El 26 de Abril el diario O´ Globo de Río de Janeiro, publica un amplio artículo con fotos de K y Annie Besant y el 28 de Abril hay una artículo similar en el Diario de Noticias de Porto Alegre.
El 28 de Abril de 1935, La Nación de Buenos Aires y el 30 de Abril , el Diario El Plata de Montevideo, Uruguay anunciaba la llegada de K a Brasil.
El 2 de Mayo, el Jornal do Brasil, publica un artículo que cubre tres columnas del Diario en el que se critica lo dicho por K y se molesta porque se haya llenado el estadio de footbal de Fulmínense.
El 4 de Mayo, La Capital de Rosario, Argentina publica una síntesis de la conferencia dada el 13 de abril en Río de Janeiro y el Buenos Aires Herald publica una síntesis biográfica de Krishnamurti.
El 10 de Mayo la Revista El Hogar de Buenos Aires publica un extenso artículo de Adolfo Guerra, escritor y poeta llamándolo “admirado filósofo hindú.(13) y el diario El Día de la Plata, Bs, Aires, publica una artículo de Antonio Bernardez, donde profundiza en su mensaje.
El 11 de Mayo, el diario Gazeta de Noticias de Río de Janeiro, informa de la conferencia dada por Krishnamurti en los salones del Instituto Nacional de Música. Transcribimos el inicio de este artículo : ”Cuando apareció la concurrencia hizo un silencioso religioso. Con su atrayente rostro rostro moreno, vasta cabellera negr y, ojos penetrantes, el filosofo ejerce una profunda fascinación sobre el pùblico.”
El 12 de Mayo el diario El Mundo de Buenos Aires, publicó un extenso artículo de Arturo Montesano Delchi , titulado “La misión de Krishnamurti”
El 15 de Mayo el diario La Capital, de Rosario, Argentina, dice que Krishnamurti vendrá a Rosario, dará dos conferencias el 27 y 28 de Junio en el teatro La Opera y anuncia la creación de una Comisión Organizadora de la visita, cuyos directores eran : Presidente, Felisa Gertrudis Boix de Romano; Vice ; Dra.Susana S. De Lapacé; y Secretario : Enrique O. Gossweilver
El 19 de Mayo el Diario Uruguay, de Montevideo dedica una página a Krishnamurti comentando párrafos de sus libros.
Conferencias en Montevideo, Uruguay
Síntesis del diario Crítica, de Buenos Aires del 25 de Junio de 1935
“Ante numeroso y calificado público y en medio de una extraordinaria expectativa, Krishnamurti pronunció anoche su primera conferencia en el teatro El Sodre, de Montevideo. Krishnamurti había despertado inusitado interés en todos los ambientes culturales de la capital uruguaya .Su palabra espontánea y clara en intima armonía con la naturaleza, produjo verdadera sensación. Apareció en el escenario rodeado por los miembros de la Comisión de homenaje y sus amigos Byrau Casselberry, Rajagopal y su representante en Montevideo, señor Alvaro Araujo”
Del libro “Cuentos para regalar” de Enrique Mariscal (pag.113)
Llegó a Buenos aires el 12 de Julio de 1935, en el vapor American Legión. Tenía 40 años.
La Junta Central de la Acción Católica Argentina dirigió una nota al director General de Correos y Telégrafos solicitándole que se le impidiese hablar por las estaciones radiodifusoras. Su mensaje era considerado disolvente, peligroso para las sanas costumbres nacionales.
En el cine Broadway, el sello Paramount estrenaba “El día que me quieras” film realizado por dos dioses :Carlos Gardel, espléndido, resucitado en la imagen, y Rosita Moreno, con la magia del eterno femenino.
En otra sala céntrica, Boris Karlof, tenebroso y eléctrico dios de película, intentaba enamorar a “La novia de Frankenstein”, preanunciando la era de los trasplantes que vislumbró Mary Shelley, creadora del monstruo.
El diario más importante del país, La Prensa no dio mayor información sobre el contenido de sus charlas : cuatro en Buenos Aires, una en la Universidad de la Plata, donde fue presentado por el socialista Alfredo Palacios, dos en Rosario y dos en Mendoza.
La prestigiosa revista Cursos y Conferencias en cambio, documentó el desarrollo de todas las disertaciones.
Algunos periodistas lo visitaron en su alojamiento temporario en San Isidro. Se presentó con abrigo azul y pantalones grises, elegante y cordial como siempre.
-“¿ Que desean saber?”
.- Sus impresiones sobre su primera conferencia
.-“¿Impresiones? Yo no tengo ninguna. Son ustedes los que deben contármelas...¿Qué pensaron?”
Mientras su mano delgada, fina nerviosa oprimía afectuosamente el brazo del peridista, agregó: “Supongamos que estoy prisionero en una cárcel que yo mismo me he creado; pero alguien llega y me liberta... luego me hace a su vez su prisionero en el calabozo que él se ha autofabricado...¿Les parece esto justo?”
“Pues bien, los hombres son prisioneros de sistemas religiosos, estatales, políticos o filosóficos... Yo liberto; pero no le pido a nadie que me siga ni que adopte una forma determinada de vida porque eso sería ponerlos nuevamente en prisión... Soy un libertador y no un carcelero”
“No vengo a discutir ninguna teoría. No voy a ofrecer ningún sistema nuevo, ningún modelo. Si sois capaces de discernir, vuestra propia inteligencia os guiará.”
“Lo que necesitamos no son iglesias, no son gobiernos, no son nacionalidades, sino hombres, seres humanos, nada más”.
Su primera conferencia fue el 12 de Julio en el teatro Coliseo. Tuvo que intervenir la policía para organizar el acceso a la sala. Tanta era la concurrencia y el control y el descontrol.
Seguiremos incorporando las crónicas de la época que registran las alternativas del extenso viaje de Krishnamurti.
http://www.fkhispanoamericana.org/kenlatinoamerica.htm
http://seaunaluzparaustedmismo.blogspot.com/
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